Qué tenemos para decir nosotros los artistas en este oscuro momento, e inmersos como todos en una cruda realidad?
¿Cómo podemos poner nuestro granito de arena desde nuestro arte para construir una sociedad mejor?
¿Cómo ayudar y ayudamos a vislumbrar esa luz al final del túnel?
Con estas preguntas a flor de labios, de piel y de corazón, nos topamos con estos testimonios de vida recogidos por Patricia Lara en su valioso libro, ´´Las Mujeres en la Guerra´´, un verdadero acto de paz. Testimonios que tienen mucho qué enseñarnos, que nos dan ejemplo de valor, de esperanza, de anhelo de vida, que nos dicen que en nuestra gente están las respuestas. Escogimos cuatro magníficas y valientes mujeres – muy difícil elección -, entre as 10 que cuentan sus historias en el libro: Dora Margarita, la guerrillera: «Si antes de empezar a matarnos tuviéramos la oportunidad de conversar, si fuéramos capaces de ver al ser humano que hay detrás del hombre armado de enfrente, si pudiéramos comunicamos pararíamos la guerra y rescataríamos el país». Chave, de las autodefensas: «Mi mejor amiga en la cárcel ha sido la esposa de un comandante de las FARC, es muy solidaria y tolerante. Ambas sabemos que estamos en guerra, afuera ella sería un blanco militar, ella me ha dicho que si le tocara tendría que matarme… A mí pocas cosas me parecen malas en la vida, me parece malo matar: » Juana. Madre desplazada: «Yo sólo le pido a Dios que me deje vivir hasta que mis hijas se puedan defender solitas y le pido que haya paz en el país, y que se acaben los grupos armados; ellos son los del conflicto, pelean por el poder. Pero los que pagamos elpato somos los que no tenemos que ver con eso. Los que no somos ni agua ni pescado.»
Margot, la madre: «Pienso que el destino de cada ser está marcado… Lo grandioso de mí hogar, siendo Johny militar, ha sido el respeto por mis hijos… El Señor me dice que la vida no es fácil, que hay que tener coraje, que a eso vinimos.»
Testimonios de mujeres que han perdido sus seres amados y su sitio en el mundo, y rebozan de amor y solidaridad. A través de ellas tratamos de enlazar esa alma de mujer que a pesar del sufrimiento y el dolor, cree en un país mejor para las futuras generaciones, sueña con unos niños creciendo en el respeto por el otro. Testimonios que iluminan la salida. Pedazos de realidad que el arte no puede cambiar. Pero en los cuales sí podemos buscar una metáfora que nos incite a la reflexión.
Nos ayuda un árbol metafórico concebido por la pintora Cristina Llano donde se abrazan las cuatro mujeres: Margarita cerebro, Chave energía, Juana entrañas, Margot corazón. Abrazos, una de las constantes en sus testimonios. Abrazos, formas plenas del amor y la solidaridad. Abrazo dador de luz y fuerza.
El poder evocador de las palabras de nuestras mujeres; el canto de nuestras gentes y de gentes de otros lares que desde siempre ha movido montañas; un mito sobre la creación de nuestros ancestros los indígenas Kogi recogido por el maestro Reichel Dolmatoff, en el que ellos con su inmensa sabiduría nos repiten «Al principio sólo estaba la madre… Ella era espíritu de lo que iba a venir y ella era pensamiento y memoria… el mar era la madre». Coplas de Manrique a la muerte de su padre, y nuestros deseos de buenos vientos, son las otras herramientas. Homenaje y petición a Yemayá, la diosa del mar y de la mujer, nuestro final. Mujer, principio de vida, mujer fuerza y sostén, mujer esperanza.
Carlota Llano – Fernando Montes