Un concierto en el Valle montañoso.

Dos años después. Muchas nubes han derramado lágrimas y caricias en las montañas verdeazulosas cuyo umbral se perfila, nítido, en el cristal de mi ventana. Volteo hacia atrás y veo la imagen idealizada de la felicidad : Nara, la niña imaginada y soñada del vestido blanco que ríe y vuela en el columpio, y que a diario por mucho tiempo se filtró por una rendija de ese umbral hacia los profundos recodos de mi ser, es ahora una adulta “en medio del camino de la vida” que mira perpleja al pasado y el presente fundirse en la memoria.
Se llama Carlota. La ineludible Carlota.

Yo quería hacer una obra más allá del dolor, feliz, bien lejos del lugar donde anida la tristeza. El punto de partida fueron imágenes de película de 8 milímetros muy deterioradas : mi padre filmó con mucho disfrute nuestra infancia; y el rebaño de pequeños vio gozoso, repetidas veces los fines de semana, devolviendo las cintas en el proyector de cine, nuestros cuerpos subir de la piscina al trampolín o correr de para atrás. Fueron esas ‘reversas’ las imágenes favoritas que, además de los ‘cartoons’, provocaron los momentos mágicos de las noches de cine en el Valle montañoso donde pasábamos los tres meses de imborrables vacaciones de verano. Años después, una de mis hermanas encontró unas cajas llenas de latas de películas y rescató lo que el paso del tiempo, el moho y los hongos dejaron : de súbito llegaron a mis manos diez dvds repletos de una época que nunca imaginé ver más que en los sueños.

Fue el regreso al cuarto de la infancia : las imágenes trajeron muchas amigas, mi cerebro se atiborró de recuerdos, el mundo emocional se remeció con sonrisas y sollozos. Mis muertos volvieron : padres, abuelos, y mi hermano asesinado, Alberto. Aún más : las presencias alegres y juguetonas de los vivos cuando éramos pequeños se mostraron también paradojales : el mundo feliz que ya no existe, una imagen del paraíso perdido. El techo se derrumbó con más fuerza en un presente que potenció los hechos difíciles y violentos del pasado, porque se volvió a desboronarla casa… Ah, las trampas de la memoria que teje sus redes sin darnos posibilidad de escape.
Desde el primer momento supe que debia hacer algo con esas imágenes. Sentí esas fuerzas sinérgicas que intervienen en nosotros, las fuerzas del azar que impulsan la creación, y también las de una identidad que habla a través nuestro, como si fuéramos el médium de “alguien” que se quiere expresar.  Supe que ellas iban a llevar las riendas de este proyecto. Y ha sido asi, sin posibilidad de control, porque la obra se ha ido construyendo con los aluviones de la materia que se desiza de un dia a otro, y los lazos que entre esos restos se anudan.

No hubo ninguna dramaturgia a priori que pudiera garantizar la pieza; sólo la incertidumbre, esencia de la creación artística, que agarró de la mano a la certeza de tener que caminar entre las cenizas y escombros del techo que se derrumbó.

Trabajé en mi cuarto de la infancia, esa habitación que contiene el estadio anterior al lenguaje, en la que la inocencia es garante de verdad, en la que no hay escondites más que para el juego que lleva su nombre, ese lugar indefinido y verdadero que potencia nuestro ser. Escondido en unliquidámbar, apareció Alberto, mi hermano querido, y su asesinato se me puso de frente, como diciéndome : ojo con la memoria, sea valiente. Tampoco hubo resquicio para eludirlo.

“Es dificil definir las dimenciones del espacio del recuerdo.
Esta es la habitación de mi Infancia,
Que arreglo una y otra vez
Y que siempre muere.
Los inquilinos son mi familia.
Todos repiten al infinito
Sus actos
Grabados como un CLICHE
Para toda la eternidad…
EL PASADO QUE SE DESLIZA ETERNAMENTE EN EL PRESENTE
Sus personajes están igualmente muertos
Muertos y a la vez vivos”

Tedeusz kantor

¿Lograré hablar con Alberto, podemos conversar en el umbral? ¿Puedo acabar de recoger su legado y pasar a otro estadio? Más aún, ¿puedo llegar a “reconciliarme con la muerle, a aceptar que la vida está hecha de muerte, que la muerte es la materia primade la vida, que cada muerte es un comienzo y que huir de la muerte es huir de la vida” según las sabias palabras del Dr. Carvajal?

Con mucha facilidad y frecuencia en nuestro país, la muerte se instala en nuestras familias. Hay que encararlas como parte esencial de la vida, para que no nos derrote antes de su segura e incierta llegada. No hay gozo de la vida en solitario; eso no es posible : tocamos la vida y la muerte, vivimos entre el crepúsculo y la aurora, pasajes entre el dia y la noche que nos muestran en el cielo cómo la luz es la esencia de la sombra y nos dicen en destellos que la vida está hecha de muerte, que cada día que se va es la noche que llega.

Columpio de vuelo es una urgencia interior, un crepitar de mi espíritu en busca de un espacio. Le apuesto a buscarle a mi urgencia un puesto en el mundo del arte con una puesta en escena. Porque, en palabras del maestro del teatro contemporáneo Heiner Müller : “El teatro trata del espanto / la alegría de la metamolfosis en la unidad de nacimiento y muerte. En ello estriba su necesidad”. Considero que las artes vivas nos permiten de manera especial, y por su misma esencia, procesos de aprendizaje profundos sobre el conocimiento del ser humano que son mi interés fundamental. Cuando nos conmovemos y aprendemos de los eternos “clásicos”; cuando vivimos con seres de otros tiempos o lugares los fenómenos de identificación, catarsis o conmoción, esa “necesidad” de la que habla Müller se sacia al compartir la “profunda sensación de humanidad”;y la experiencia deja su rastro en ese “palimpsesto” humano único e irrepetible que somos.

Por esta cualidad experiencia!, las artes vivas permiten generar estructuras espacio-temporales propiciadoras, en el incierto devenir de cada ser, de los difíciles procesos de elaboración de duelos y de tejido de memoria, individual y colectiva. Abogo por ella hilando memoria, porque la memoria transforma el corazón; el ojo y el cerebro olvidan. Yo soy una afortunada : practico la profesión de “experienciar”. En Columpio de vuelo aconteció la posibilidad de elaborar el duelo. Y la concretó, además del ya mencionado aspecto de la alegre presencia en la infancia contrastada con la ausencia actual del hermano asesinado, la materia, que se me fue apareciendo, de frente : los zamarros, la
cartuchera, el altímetro, el rejo de Alberto, los arreos de Scare su caballo, y sus fotos. Huellas de Alberto. Rastros de su palimpsesto.

Hilar memoria. A través de mi “testimoniar memoria”, espero que el espectador se abra a la suya propia, incitado por la conmoción que produce el hecho escénico. El director Romeo Castellucci asevera que el actor está en el escenario totalmente expuesto, no puede eludir la condición de victima ni el pathos que produce en él y los asistentes la conmoción. Soy, pues, otra victima, haciendo memoria de otra victima, que a su vez removerá cenizas de otras que no podemos predecir. La violencia que se llevó a mi hermano y sigue acabando con tantos compatriotas convierte en una cifra o en una cosa a las personas queridas. En oposición, el arte los lleva a la dimensión metafísica de la verdad al darle presencia a su ausencia.

“LA MEMORIA
Empujada sin piedad fuera del camino
Sobre el que se despliega
Ese cortejo quedicen magnífico
Hacia edelante, hacia el futuro
La MEMORIA
¡Vale la pena ocuparse de ella¡
La descubrí
Gradualmente, con entusiasmo y a menudo con desesperación.
Sentia que el teatro era el lugar apropiado para ella.
¡Y no me equivoqué;
¡La ESCENA se ha convertido en su altar¡”

Tedeusz kantor

Finalmente, creo que el tema único y primero de Columpio de vuelo, es el interés de todos, el común denominador : una historia de amor. Amor a mi familia, a mi hermano, a mi país, al arte, a la naturaleza , al otro. Una historia sobre el intento de desalojo de un temor profundo, el miedo a la muerte, para abrirle la puerta a su contrario, el amor, para intentar otro estadio de cosas en mí misma y en mi entorno; porque como dice Walter Benjamin : “Ser felíz significa poder percibirse a sí mismo sin temor”. El teatro del espíritu al que le apuesto tiene el potencial para propiciar el encuentro con el otro, es un acto de
amor y gratitud que nos insta a rechazar la insensibilidad y a irradiar humanidad. Y en nuestra Colombia también cobra otro sentido : nadar contra la corriente en un país que olvida, borra, repite y camina en círculos de sangre.
Testimoniar, poner en presencia las ausencias, tejer memoria de país, para que la historia no se siga repitiendo.

Para Alberto, mi hermano, in memoriam”
un concierto en nuestro Valle montañoso

SOBRE EL LIBRO

Las Mujeres en la guerra es la colección de verdades distintas y subjetivas que, al entrecruzarse, disparan el conflicto .
Pero este libro no muestra las verdades de los hombres, que son los que hacenla guerra, sino la verdad de quienes la sufren: las mujeres y los niños. Las mujeres no estamos hechas para la guerra . No nos sentimos cómodas en ella. Ni siquiera se sienten así las guerreras que hablan aquí. A ninguna le gustan las armas. La guerra nos la están imponiendo los hombres con su ambición de poder, su necesidad de sentirse ricos y fuertes y de afirmarse como machos.

Pero ¿a dónde, señores, nos están llevando sus razones para justificar la guerra? Al triunfo de su barbarie sobre la vida, encamada en las mujeres, los niños y la tierra, ustedes creen que conquistan los pueblos con su poder y sus armas porque ellos les hacen creer que si los aceptan. No, señores, los aceptan a la fuerza. Pero la fuerza no conquista . Ella, al igual que una violación, doblega y sustituye el afecto y la familia. Sepan, señores de las armas, que no los queremos»
Como testimonio de su torpeza infinita está el que su principal preocupación sea defender su pedacito de poder o su porción de tierra. Pero, al paso que van, tengan la certeza de que ninguno de ustedes va a ganar la guerra y, en cambio, muy pronto termnarán de arrasar la fuente de la vida.

Al ver en San Vicente del Caguán los rostros de las mujeres de las Farc, armadas pero con miradas de niñas, y los dolores de madres compungidas por la ausencia de sus hijos, surgió la idea de hacer Las Mujeres en la Guerra.  Los relatos retratan no solamente a las protagonistas de este libro, sino también a los hombres que hacen la guerra, con sus entrañas ensangrentadas y egoístas, sus ansias de poder y su machismo. Los hombres de las armas no son conscientes del dolor tan enorme que ellos causan. Justamente lo que pretende el libro es hacerlos conscientes de ese dolor infinito, e implorarles a las mujeres que se unan de verdad contra la guerra.

Señores de las armas : no hay razón que justifique tanto dolor… ¿No les
parece suficiente el que hemos vivido? Paremos todos la guerra a cualquier precio. Miren sus frutos : véanlos retratados en el corazón de este libro. Y… acuérdense: ustedes también fueron niños

Patricia Lara