Carlota recibe a los asistentes al encuentro, los lleva al espacio, un triángulo en cuyos dos lados se sentarán, y en donde ya resuenan voces cantos y juegos ininteligibles, llenos del gozo de la niñez.
Cuando están todos acomodados, ella entra empujando y jugando con una casita de lata, cantando el Lullaby entre una niña y un adulto.
En el espacio hay dos bonsais, uno de ellos es un liquidámbar. Ella evoca los ahora grandes liquis que sembró su hermano y juega al escondite con él; busca, no lo encuentra y le pide buscar con ella en la casita.

Empiezan entonces las proyecciones sobre la casita de los videos de la infancia, hechos mediante edición de las peliculas de 8 milimetros filmadas por su padre, acompañadas de fragmentos de la Variaciones Goldberg de Beach e intervenciones de su propia voz con sonidos y palabras ininteligibles. Mientras ruedan las proyecciones, ella interactúa con su familia y se deja provocar por la imágenes ajadas de los niños en piñatas, las reuniones familiares, los correteos, el hermano Alberto montadoa Caballo, los abuelos, la madre y sus bebés, los micos, y otros animales, la primera comunión, entre otras : un juego entre el presente y el pasado.

El quinto episodio la lleva al teclado donde la imaginada profesora de
piano le pide tocar una Invención de Bach, mientras en la pared se proyectan imágenes de la familia paseando y tratando de controlar una cabra en reversa. Ella apuesta carreras en el piano con estas imágenes. Luego ofrece otra Invención de Bach a sus papás en el aniversario. Esta se entrecorta con golpes al teclado que rompen la armonía y evocan episodios difíciles donde se quiebra el mundo alegre de la niñez. Vienen a renglón seguido las imágenes de múltiples momentos en elagua : mar y piscina llenos de niñitos jugando y nadando. Ella termina saltando al lado de sí misma cuando niña del agua al trampolín.

Entra entonces la confusión de la adolescencia : las imágenes nos muestran una cuadrilla de cosecheros en su trabajo, entreverados con unas adolescentes montando una obra de teatro al lado de una piscina, fragmentos acompañados de pedazos de canciones de la época, tanto de jóvenes como cantos revolucionarios. Ella pasa confusa de un lado al otro y se enreda en el caucho donde antes jugó y saltó. Al finalizar saca de la casita una jarra llena de piedritas y las derrama sobre el techo de lata.

Llegala adultez : imágenes de su hermano Alberto a caballo desde muy
niño que se ven ensombrecidas por un ogro balinés que ella maneja
como en sombras chinas, al final de las cuales el ogro hace simbólicamente la acción de disparar al jinete, su hermano ya de 35 años, y la imagen nos muestra el jinete enrojecido y el caballo sin jinete.

Ella en sombra sobre la pared blanca se lamenta por el asesinato.  A renglón seguido entra dos envoltorios, los desempaca en el silencio mientras suena su elegía fúnebre grabada en jeringonza y, paso a paso, va teneindo en el piso los zamarros y objetos del jinete y arreos del caballo.  Con el rejo anuda fuertemente la casita, luego desenvuelve un caballo de juguete destrozado y lo tira a los pies de la figura extendida.

Va al piano, y mientras la proyección nos muestra en cámara lenta apartes de un desteñido show de vaqueros, ella canta acompañándose al piano Vámonos, la ranchera, con estilo de canción de cantina.
Las imágenes nos muestran de nuevo a la familia hoy en dia, un flashazo de todos y su sitio en el mundo. Se ve desaparecer de entre ellos al hermano asesinado; ella pone en su lugar un bonsai de liquidámbar, el otro al lado de la casita, y luego se sienta a mirarse en el video dela pared montando en columpio de vuelo.”
Pasan luego fragmentos en las dos pantallas : casita y pared, de ella y el peluquero que la trasquila, mientras ella en vivo va dejando por el espacio y en los objetos, los pedazos de su cabello.

Por último, aparece sobre la casita el sol de los venados propio de su tierra en el Valle montañoso y suena una composición que ella acompaña con el tambor del mar, mientras se sienta a mirar ese atardecer con los asistentes. En medio de esta pieza, entranlos perros a husmear los objetos del hermano;al finalizar la pieza ella los llama y sale con ellos.

La p ieza dura 55 minutos. No hay in te rmedio.

SOBRE EL LIBRO

Las Mujeres en la guerra es la colección de verdades distintas y subjetivas que, al entrecruzarse, disparan el conflicto .
Pero este libro no muestra las verdades de los hombres, que son los que hacenla guerra, sino la verdad de quienes la sufren: las mujeres y los niños. Las mujeres no estamos hechas para la guerra . No nos sentimos cómodas en ella. Ni siquiera se sienten así las guerreras que hablan aquí. A ninguna le gustan las armas. La guerra nos la están imponiendo los hombres con su ambición de poder, su necesidad de sentirse ricos y fuertes y de afirmarse como machos.

Pero ¿a dónde, señores, nos están llevando sus razones para justificar la guerra? Al triunfo de su barbarie sobre la vida, encamada en las mujeres, los niños y la tierra, ustedes creen que conquistan los pueblos con su poder y sus armas porque ellos les hacen creer que si los aceptan. No, señores, los aceptan a la fuerza. Pero la fuerza no conquista . Ella, al igual que una violación, doblega y sustituye el afecto y la familia. Sepan, señores de las armas, que no los queremos»
Como testimonio de su torpeza infinita está el que su principal preocupación sea defender su pedacito de poder o su porción de tierra. Pero, al paso que van, tengan la certeza de que ninguno de ustedes va a ganar la guerra y, en cambio, muy pronto termnarán de arrasar la fuente de la vida.

Al ver en San Vicente del Caguán los rostros de las mujeres de las Farc, armadas pero con miradas de niñas, y los dolores de madres compungidas por la ausencia de sus hijos, surgió la idea de hacer Las Mujeres en la Guerra.  Los relatos retratan no solamente a las protagonistas de este libro, sino también a los hombres que hacen la guerra, con sus entrañas ensangrentadas y egoístas, sus ansias de poder y su machismo. Los hombres de las armas no son conscientes del dolor tan enorme que ellos causan. Justamente lo que pretende el libro es hacerlos conscientes de ese dolor infinito, e implorarles a las mujeres que se unan de verdad contra la guerra.

Señores de las armas : no hay razón que justifique tanto dolor… ¿No les
parece suficiente el que hemos vivido? Paremos todos la guerra a cualquier precio. Miren sus frutos : véanlos retratados en el corazón de este libro. Y… acuérdense: ustedes también fueron niños

Patricia Lara